Oh San Cristóbal, protector de los viajeros y guardián de los automovilistas, nos dirigimos a ti con confianza y devoción.
Tú llevaste a Cristo sobre tus hombros a través de aguas tumultuosas, guiando a los viajeros sanos y salvos hasta la orilla. Ayúdanos, te rogamos, en nuestros propios viajes de la vida, protégenos de los peligros y obstáculos que puedan surgir en nuestro camino.
San Cristóbal, tú que sentiste el peso del mundo sobre tus hombros mientras llevabas al Niño Jesús, ayúdanos a llevar las cargas que se nos confían con valentía y determinación. Que nuestra fe en Dios nos dé la fuerza para superar los retos de la vida y encontrar la paz en los momentos difíciles.
Intercede por nosotros ante Dios, nuestro Padre celestial, y obtén para nosotros las gracias y bendiciones que necesitamos. Que tu amorosa protección nos rodee y nos guíe todos los días de nuestra vida.
San Cristóbal, te damos gracias por tu intercesión y por las gracias que recibimos gracias a tu ayuda. Vela por nosotros, por nuestras familias y por todos nuestros seres queridos, y manténnos a salvo bajo tu santa protección.
Amén.