La estrella de Belén, que guió a los Magos hasta el pesebre, simboliza la luz de Cristo que ilumina nuestras vidas. En este tiempo de Navidad, estamos llamados a convertirnos nosotros mismos en portadores de luz en el mundo, llevando el amor, la paz y la verdad que Jesús nos ha ofrecido. He aquí una oración para pedir ser testigos fieles de esta luz divina.

Oración para ser portadores de luz, como la estrella de Belén

Señor Jesús,

Tú, la Luz del mundo,

En esta noche de Navidad, venimos ante ti con humildad.

Naciste en la oscuridad de un pesebre,

Pero tu luz ha irrumpido en el mundo entero.

Hoy te pedimos ser portadores de esa luz divina,

Para difundir tu amor donde reina la oscuridad.

Como la estrella de Belén guió a los reyes magos hasta tu pesebre,

Haznos testigos fieles de tu verdad.

Ayúdanos a brillar en nuestra vida cotidiana,

Siendo instrumentos de tu paz, bondad y amor.

Señor, en esta noche santa,

Te pedimos que transformes nuestros corazones,

Para que reflejen la luz de tu presencia.

Haz que brille en nosotros la luz de la fe,

Y ayúdanos a compartirla con quienes nos rodean.

María, Madre de Dios,

Tú que llevaste esta luz en tu seno,

Ayúdanos a acoger a Jesús en nuestras vidas con fe y humildad.

Guía nuestros pasos para que podamos, como tú,

Vivir en la luz de Dios,

Y transmitir esta luz a nuestro alrededor.

San José,

Guardián fiel y protector,

Muéstranos cómo llevar la luz con sencillez y silencio.

Ayúdanos a ser testigos discretos pero poderosos,

Revelando el amor de Dios en nuestras acciones cotidianas.

Oh Señor,

Que tu estrella siga brillando en nuestras vidas,

Para que en todo momento nos guíe tu luz.

Danos la fuerza para ser portadores de luz,

No sólo en esta Navidad,

Sino a lo largo de toda nuestra vida.

Te damos gracias, Señor Jesús,

Por ofrecernos tu luz,

Y llamarnos a compartirla con el mundo.

Que tu amor ilumine nuestras vidas y las de todos los que encontramos.

Amén.

Esta oración para convertirnos en portadores de luz, como la estrella de Belén, nos invita a acoger a Cristo como nuestra luz y a difundirla a nuestro alrededor. Al llevar su amor y su paz, nos convertimos en testigos vivos de la luz divina en el mundo.