Oh San Juan de la Cruz, llama ardiente del amor divino y guía luminoso en el camino de la contemplación mística, nos dirigimos humildemente a ti buscando tu intercesión ante el Altísimo. Tu vida, marcada por la búsqueda incansable de la unión divina y la profundidad de la noche espiritual, nos inspira y guía en nuestro propio camino espiritual.
San Juan de la Cruz, que abrazaste la cruz con profundo amor, eligiendo el camino del ascetismo y la purificación interior para acercarte a Dios. Ayúdanos a comprender el valor de la cruz en nuestras propias vidas, a acoger las pruebas con fe y a ver en ellas el camino de la transformación espiritual.
Tú que exploraste los misterios de la noche espiritual y de la unión divina, intercede por nosotros en nuestros momentos de duda y de oscuridad interior. Ilumina nuestros corazones con la luz divina, guíanos a través de las sombras de nuestras propias limitaciones y ayúdanos a avanzar por el camino de la unión con Dios.
San Juan de la Cruz, maestro de contemplación, enséñanos a orar con profundidad y sencillez, a habitar en el silencio interior donde el alma puede escuchar la suave voz de Dios. Que nuestra oración sea una elevación del alma hacia lo divino, una búsqueda sincera de la presencia de Dios en cada momento de nuestra vida.
Te confiamos nuestras aspiraciones espirituales, nuestras luchas interiores y nuestros deseos de vivir una vida conforme a la voluntad de Dios. Que, como tú, encontremos la fuerza para perseverar en la fe y en el amor, incluso en medio de las pruebas.
San Juan de la Cruz, modelo de humildad y abandono a la voluntad divina, ayúdanos a despojarnos de los apegos terrenales y a abrirnos plenamente al amor de Dios. Que nuestros corazones sean templos donde habite la presencia divina y que nuestras vidas den testimonio de la belleza de la unión con Dios.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, te rogamos, san Juan de la Cruz, que veles por nosotros y nos guíes por el camino de la santidad. Amén.