Oh María, Madre tierna y compasiva,
Tú que tienes el poder de desatar los nudos de nuestras vidas,
Nos acercamos humildemente a ti, llevando nuestras cargas.
Mira amorosamente las marañas de nuestras dificultades,
Las ataduras que entorpecen nuestro camino,
Los nudos que aprisionan nuestros corazones.
María, estrella brillante en nuestras tinieblas,
Guíanos por los vericuetos de nuestras penas,
Desata los nudos que nos mantienen cautivos.
Por tu gracia infinita, oh Madre misericordiosa,
Desata los hilos de la angustia y la confusión,
Libéranos de los grilletes que limitan nuestra alegría.
Que tu suave intercesión sea como un bálsamo,
Calma nuestros tormentos, cura nuestras heridas,
Y nos conduzca hacia la luz de la esperanza.
Virgen María, que deshaces los nudos de nuestras vidas,
Acepta nuestras oraciones con tu corazón maternal,
Y preséntalas a tu Divino Hijo, Jesús, nuestro Señor.
Amén.