O San Lorenzo, diácono intrépido y mártir valiente, nos dirigimos a ti con fe y confianza. Tu ejemplo de caridad generosa y fe firme sigue brillando a través de los siglos, iluminando nuestros propios caminos de discipulado. En esta hora de oración, invocamos tu poderosa intercesión y te pedimos que nos guíes por el camino de la fe, del amor y del servicio desinteresado.
San Lorenzo, modelo de caridad, dedicaste tu vida a servir a los pobres y necesitados, reconociendo en cada persona la sagrada presencia de Dios. Inspíranos a seguir tu ejemplo, a ver a Cristo en nuestros hermanos y hermanas más vulnerables, y a responder con un corazón generoso a las necesidades de los que sufren.
Diácono valiente, mostraste una fe inquebrantable ante la adversidad y el martirio. Fortalécenos en nuestra propia fe, danos la fuerza para perseverar en los momentos difíciles y ayúdanos a permanecer fieles a la verdad evangélica incluso en medio de los desafíos y las pruebas.
San Lorenzo, testigo del amor de Cristo, intercede por nosotros ante el Señor. Ruega que nuestros corazones se abran a la gracia divina, que nuestra caridad sea auténtica y que nuestra fe sea profunda y viva. Consíguenos la gracia de imitar tu confianza en Dios, incluso en las situaciones más difíciles, y de aceptar con serenidad las cruces que se nos presenten.
Que tu ejemplo nos inspire a ser discípulos devotos, dispuestos a entregarnos por el bien de los demás, y a testimoniar con nuestras acciones la alegría del Evangelio. San Lorenzo, amado del Cielo, te confiamos nuestras oraciones e intenciones. Amén.