La devoción a Nuestra Señora de los Siete Dolores, también conocida como Mater Dolorosa, se basa en la meditación de los momentos de profunda tristeza y dolor que, según se dice, experimentó la Virgen María a lo largo de su vida, especialmente durante los acontecimientos que rodearon la vida y muerte de su hijo Jesucristo. Estos siete dolores representan una serie de pruebas que subrayan la profunda humanidad de María, su fe inquebrantable y su papel crucial en el plan divino de la redención.
Dolorosa.
La profecía de Simeón (Lucas 2:25-35):
El primer dolor está asociado a la profecía de Simeón en la presentación de Jesús en el Templo. Simeón, lleno del Espíritu Santo, predice a María que su corazón será atravesado por una espada. Esta profecía predice el sufrimiento futuro de María relacionado con la vida de su hijo.
La huida a Egipto (Mateo 2:13-15):
El segundo dolor se produce cuando José, María y el pequeño Jesús huyen a Egipto para escapar de la amenaza de Herodes, que pretendía matar a todos los recién nacidos varones. El exilio en tierra extranjera representa la angustia y la incertidumbre a las que se enfrenta la Sagrada Familia.
La pérdida de Jesús en el Templo (Lucas 2:41-50):
El tercer dolor está relacionado con la desaparición momentánea de Jesús cuando tenía doce años. María y José lo encuentran finalmente en el Templo, hablando con los maestros. Esta experiencia de extravío y reencuentro despierta la preocupación y el profundo amor materno.
El encuentro camino de la cruz (Lc 23,26-31):
El cuarto dolor se produce cuando María se encuentra con Jesús cargado con su cruz camino del Calvario. La mirada exhausta de Jesús y el evidente dolor de su madre añaden una dimensión conmovedora a este desgarrador encuentro.
La crucifixión de Jesús (Juan 19:25-27):
El quinto dolor es la crucifixión de Jesús. María está al pie de la cruz, impotente ante el sufrimiento de su hijo. La visión del cuerpo maltrecho de Jesús y su muerte en la cruz son momentos de un dolor insoportable para una madre amorosa.
El descenso de Jesús de la cruz (Mateo 27:57-61):
El sexto dolor se produce cuando el cuerpo de Jesús es bajado de la cruz y depositado en los brazos de su madre. Este conmovedor momento subraya la compasión de María ante la muerte de su hijo y su participación en el dolor de su sacrificio.
El entierro de Jesús (Juan 19:38-42):
El séptimo y último dolor es el entierro de Jesús. María asiste al entierro de su hijo amado. Es un momento de profundo duelo, pero también una preparación espiritual para los futuros acontecimientos de la Resurrección.
La meditación sobre los siete dolores de María es una profunda práctica devocional, que invita a los creyentes a contemplar el sufrimiento y el amor maternal de la Virgen María, así como a encontrar consuelo y fortaleza en su propia fe ante los desafíos de la vida. Esta devoción refuerza el vínculo entre los creyentes y María como modelo de fe y perseverancia.