La historia de Nuestra Señora del Rosario se remonta a los primeros siglos del cristianismo, pero su popularidad y reconocimiento oficial se han visto reforzados por una serie de apariciones marianas a lo largo de los siglos. Esta devoción a la Virgen María bajo el título de Nuestra Señora del Rosario está estrechamente vinculada a la práctica del rezo del rosario, un conjunto de oraciones católicas que se recitan para meditar sobre los misterios de la vida, muerte y resurrección de Jesucristo.
El origen de la devoción al Rosario se remonta a la Edad Media, cuando los monjes recitaban oraciones repetitivas para marcar el ritmo de sus horas diarias de oración. Sin embargo, el desarrollo formal del Rosario tal y como lo conocemos hoy se atribuye a Santo Domingo, fundador de la Orden de los Dominicos en el siglo XIII. Según la tradición, la Virgen María se apareció a Santo Domingo y le entregó el rosario como herramienta para convertir a los pecadores y combatir la herejía. Esta tradición se vio reforzada por una bula papal emitida por el Papa Pío V en 1569, que instituyó la fiesta de Nuestra Señora de la Victoria (posteriormente rebautizada como Nuestra Señora del Rosario) para conmemorar la victoria de la batalla naval de Lepanto en 1571, que se atribuye al rezo del rosario.
Sin embargo, la historia de Nuestra Señora del Rosario está marcada sobre todo por las diversas apariciones marianas que tuvieron lugar en todo el mundo, en las que se dice que la Virgen María animó a los fieles a rezar el rosario para obtener la paz y la conversión de los pecadores. Una de las apariciones más famosas es la de Fátima, en Portugal, en 1917. Tres jóvenes pastores informaron de repetidas apariciones de la Virgen María y transmitieron su mensaje instando a los fieles a la oración, la penitencia y la devoción a su Inmaculado Corazón.
En Lourdes, Francia, en 1858, Bernadette Soubirous, una niña de catorce años, afirmó haber visto a la Virgen María en varias ocasiones en una gruta cercana a la ciudad. La Virgen le pidió que rezara por la conversión de los pecadores y le reveló su identidad diciendo: "Soy la Inmaculada Concepción". Las apariciones de Lourdes condujeron al reconocimiento oficial del dogma de la Inmaculada Concepción por la Iglesia católica.
Otras apariciones marianas asociadas a Nuestra Señora del Rosario son las de Guadalupe, en México, en 1531, donde la Virgen María se apareció a Juan Diego, y Medjugorje, en Bosnia-Herzegovina, donde los jóvenes afirman haber tenido apariciones regulares de la Virgen María desde 1981.
A lo largo de los siglos, Nuestra Señora del Rosario se ha convertido en una figura central de la devoción mariana en la Iglesia católica, representando la compasión, intercesión y protección maternal de la Virgen María hacia los fieles. Los santuarios dedicados a Nuestra Señora del Rosario se encuentran por todo el mundo y atraen cada año a millones de peregrinos que acuden en busca de consuelo, curación y espiritualidad en el rezo del Rosario y la devoción mariana.
La Virgen del Rosario se ha convertido a lo largo de los siglos en la figura central de la devoción mariana en la Iglesia católica.