San Pantaleón, también conocido como Pantaleón de Nicomedia, es venerado como santo taumaturgo y patrón de médicos y curanderos.
Nacido en el siglo III en Nicomedia, Asia Menor (actual Izmit, Turquía), Pantaleón era hijo de un rico pagano llamado Eustorge y de una devota cristiana llamada Eubula. A pesar de su educación cristiana, fue educado en la fe pagana de su padre tras la prematura muerte de su madre.
Como joven dotado y talentoso, Pantaleón eligió seguir el camino de la medicina y se convirtió en un médico de renombre, ganando una gran reputación por sus habilidades y generosidad hacia los pobres y necesitados. Sin embargo, el sufrimiento humano y la muerte le inquietaban profundamente y buscaba la verdad y el sentido de la vida.
En el curso de sus investigaciones, Pantaleon fue testigo de la fe inquebrantable de los cristianos perseguidos por sus creencias. Conmovido por su valor y dedicación, poco a poco se sintió atraído por la fe cristiana. Tras un encuentro milagroso con un sacerdote cristiano llamado Hermolaus, Pantaleón se convirtió al cristianismo, renunciando a su vida como médico pagano y distribuyendo sus posesiones entre los pobres.
Debido a su conversión, Pantaleón fue arrestado y torturado por su fe durante la persecución de Diocleciano. A pesar de los intentos de hacerle renunciar a su fe cristiana, se mantuvo firme en sus convicciones y se negó a abjurar de Cristo. Finalmente, fue condenado a muerte y ejecutado por decapitación en 303.
La leyenda cuenta que, durante su martirio, se le apareció un ángel para consolarlo y guiar su alma al cielo. Tras su muerte, se atribuyeron a su intercesión numerosos milagros de curación, lo que reforzó su reputación de santo sanador.
Hoy en día, San Pantaleón es venerado en muchas tradiciones cristianas como un poderoso intercesor para los enfermos, los médicos y todos aquellos que buscan la curación física y espiritual. Su valiente vida y su dedicación a la fe cristiana siguen inspirando a creyentes de todo el mundo.