Santa Sara es una figura venerada principalmente por las comunidades gitanas de Europa, sobre todo en Francia y España.
Su historia está rodeada de misterio y leyenda, pero está profundamente arraigada en la fe popular y la devoción gitana.
Según la tradición, Santa Sara es una mujer negra de Palestina o Egipto. Se dice que acompañó a las Santas Marías, María Magdalena, María Salomé y María Jacobe, en su viaje por el Mediterráneo tras la crucifixión de Jesús. A menudo se considera a las Marías de Saintes como las primeras misioneras cristianas de la Provenza, y Santa Sara se convirtió en su sirvienta y protectora.
Con el tiempo, Santa Sara se ha convertido en un símbolo de protección y esperanza para los gitanos. Las peregrinaciones anuales a Saintes-Maries-de-la-Mer en la Camarga son una oportunidad para que las comunidades gitanas se reúnan para celebrar y venerar a Santa Sara. Estas peregrinaciones están llenas de música, danza, oración y devoción, y reflejan la rica cultura y espiritualidad de los gitanos.
A menudo se representa a Santa Sara con un niño en brazos, símbolo de su compasión maternal y de su protección hacia los que tienen dificultades. Se la invoca como protectora contra el peligro, la enfermedad y las dificultades de la vida. Su devoción está profundamente arraigada en la creencia en su capacidad de interceder ante Dios para obtener gracias y milagros.
Aunque la historia de Santa Sara no está reconocida oficialmente por la Iglesia Católica, su devoción sigue viva y vibrante entre las comunidades gitanas y más allá. Es un testimonio conmovedor de cómo la fe puede trascender las fronteras culturales y étnicas, uniendo a los creyentes en una búsqueda común de la espiritualidad y la protección divina.
En conclusión, Santa Sara es una figura emblemática que encarna el espíritu de resistencia, devoción y unidad entre las comunidades gitanas. Su vida y su devoción siguen inspirando y guiando a aquellos que buscan protección, esperanza y amor en sus viajes espirituales y terrenales.
Santa Sara es una figura icónica que encarna el espíritu de resistencia, devoción y unidad entre las comunidades gitanas.