Oh San Jerónimo, Doctor de la Iglesia y devoto servidor de la Palabra de Dios, en este día bendito acudo a ti con un corazón humilde y confiado. Tú que dedicaste tu vida al estudio de las Escrituras y a la difusión de la Verdad, te pido que me inspires y me acompañes en mi propia búsqueda espiritual. Tú has buscado la sabiduría a través de la meditación, la oración y el trabajo duro, y yo te pido que me ayudes a cultivar estas mismas virtudes en mi vida diaria.

San Jerónimo, tú que has recibido de Dios una gran inteligencia y una profunda perspicacia para comprender y traducir las Sagradas Escrituras, ayúdame a conocer mejor la Palabra de Dios y a ponerla en práctica en mi vida. Concédeme la gracia del estudio y de la reflexión, para que, como tú, pueda sumergirme en las profundidades de los textos sagrados y encontrar allí la luz divina que ilumina mi camino.

San Jerónimo, tú que has soportado las pruebas, has llevado una vida de ascetismo en el desierto y has encontrado en la soledad un lugar de comunión con Dios. Ayúdame, en mis momentos de soledad y de prueba, a no desanimarme, sino a acudir a Dios en busca de fuerza y consuelo. Inspírame a buscar el silencio interior y la paz del alma para poder escuchar la voz de Dios en la quietud de mi corazón.

San Jerónimo, tú siempre defendiste la verdad con valentía y perseverancia, incluso cuando te enfrentabas a la oposición. Dame la fuerza para ser defensor de la verdad en mi propia vida, para que pueda permanecer siempre fiel a las enseñanzas de Cristo y a la Iglesia, incluso cuando sea difícil. Ayúdame a ser valiente en mis convicciones, a buscar siempre lo que es justo y a defenderlo con caridad y paciencia.

Oh tú que tanto amaste la Palabra de Dios, inspírame para que yo también la ame. Haz que nunca me sea indiferente la Escritura, sino que, por tu oración, mi corazón arda siempre en deseos de conocer mejor a Cristo a través de ella. Enséñame a profundizar en mi fe y a meditar cada día la Palabra de Dios, para que sea fuente de sabiduría y de transformación en mi vida.

San Jerónimo, patrono de los traductores, bibliotecarios y eruditos, te encomiendo a todos los que trabajan en el estudio y la transmisión del saber. Concédeles el don de la humildad y la sabiduría, para que utilicen sus talentos para gloria de Dios y bien de la humanidad. Intercede por todos los estudiantes, por los que trabajan en bibliotecas y centros de investigación, para que sean iluminados por la luz de la verdad y guiados en su búsqueda del saber.

San Jerónimo, te confío también todas mis intenciones personales (menciona aquí tus intenciones concretas). Tú que eres un poderoso intercesor ante Dios, presenta mis oraciones y peticiones ante el trono del Señor. Ayúdame a aceptar la voluntad de Dios en mi vida con serenidad y confianza, incluso cuando no comprenda sus planes.

Por último, san Jerónimo, ayúdame a caminar cada día por la senda de la santidad. Que, como tú, crezca en el amor a Dios y en el servicio a los hermanos. Guíame para que llegue a ser un verdadero discípulo de Cristo, testigo de su misericordia y fiel servidor de su voluntad. Que, como tú, esté siempre dispuesto a defender la fe y a anunciar el Evangelio con fervor y amor.

Oh, buen san Jerónimo, ruega por mí, para que un día pueda compartir contigo la gloria eterna en el Reino de los Cielos, donde juntos alabaremos la sabiduría y el amor infinitos de Dios.

Amén.