Oh San Antonio, tú que has sido bendecido por Dios con una gran sabiduría y un profundo conocimiento de las Escrituras, nos dirigimos a ti con humilde súplica y gran devoción. Tu amor por la Palabra de Dios y tu compasión por los más débiles son un ejemplo para todos nosotros, y te reconocemos como un poderoso intercesor.

O San Antonio, que fuiste llamado por el Espíritu Santo para proclamar la verdad del Evangelio, intercede por nosotros ante nuestro Padre celestial. Que seamos testigos fieles de la fe cristiana, dispuestos a compartir la Buena Nueva con quienes necesitan esperanza y consuelo.

O San Antonio, que fuiste pacificador y consolador de los afligidos, ruega por todos los que sufren en el mundo. Concédeles la gracia del consuelo, la curación y la paz interior, y que tu suave intercesión les conforte en sus pruebas.

O San Antonio, tú que encontraste en las Escrituras las palabras de la vida eterna, intercede por nosotros en nuestras necesidades actuales, especialmente [menciona aquí tus intenciones personales]. Sabemos que eres el santo de las cosas perdidas, y confiamos en tu poder de intercesión.

O San Antonio, tú que predicaste el amor de Dios con palabras y obras, ayúdanos a amar al prójimo, a perdonar y a servir con humildad. Que nuestras vidas sean un reflejo del amor incondicional que Dios nos tiene.

San Antonio, te damos gracias por tu ejemplo de santidad y por tu intercesión en nuestras necesidades. Que tu oración siga obteniendo gracias para la Iglesia y para todos los que acuden a ti con fe.

En el nombre de Jesucristo, nuestro Señor, te rogamos. Amén.

San Antonio de Padua, ruega por nosotros.