La Fiesta de Cristo Rey, también conocida como Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, es celebrada por la Iglesia católica el último domingo del Tiempo Ordinario, marcando el final del año litúrgico. Esta celebración fue instituida por el Papa Pío XI en 1925 con la encíclica Quas Primas. La fecha de la fiesta varía de año en año, pero generalmente cae a finales de noviembre.
Esta solemnidad pone de relieve la soberanía universal de Jesucristo como Rey del Universo. Recuerda a los fieles que Cristo es Señor de todos los aspectos de la vida y de la creación, tanto temporales como espirituales. La fiesta de Cristo Rey es una invitación a reconocer la supremacía de Cristo en nuestras vidas y a rendirle homenaje como Rey y Salvador.
La liturgia de este día pone de relieve la realeza espiritual de Jesucristo. Las lecturas bíblicas elegidas para esta ocasión destacan los diferentes aspectos de la realeza de Cristo, mostrando que es un Rey muy diferente de los gobernantes terrenales. Los pasajes bíblicos destacan la justicia, la misericordia, la compasión y el amor divino que caracterizan la realeza de Cristo.
La fiesta de Cristo Rey tiene un significado especial en el contexto de la vida cristiana. Recuerda a los creyentes que Cristo debe ser el centro de sus vidas, el Rey de sus corazones. Reconocer la realeza de Cristo significa someterle todos los aspectos de nuestras vidas, buscar su voluntad en nuestras decisiones y vivir de acuerdo con sus enseñanzas.
La celebración de esta fiesta también ofrece la oportunidad de reflexionar sobre cómo los cristianos pueden dar testimonio de la realeza de Cristo en el mundo. Esto significa trabajar por la justicia social, promover la paz, trabajar por la reconciliación y mostrar el amor de Cristo en todas nuestras acciones. Como Rey del Universo, Cristo llama a sus seguidores a ser testigos vivos de su reinado en un mundo a menudo marcado por la injusticia, la violencia y la división.
La fiesta de Cristo Rey es también una oportunidad para dar gracias por la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte. Al celebrar la resurrección de Cristo, los fieles proclaman su victoria final y afirman su esperanza en un reino eterno donde Cristo reinará para siempre.
La devoción a Cristo Rey no se limita a la celebración litúrgica de esta fiesta particular. Debe reflejarse en la vida cotidiana de los creyentes. Esto significa vivir según los valores del reino de Dios, practicando la caridad, la solidaridad y la compasión hacia los demás. Al reconocer la realeza de Cristo en nuestras vidas, estamos llamados a ser pacificadores y agentes de transformación en el mundo.
En conclusión, la fiesta de Cristo Rey es una oportunidad significativa para que los cristianos reflexionen sobre la soberanía de Cristo en sus vidas y en el mundo. Ofrece la oportunidad de renovar nuestro compromiso con Cristo como Rey de nuestros corazones y de dar testimonio de su reinado a través de nuestras acciones y de nuestra forma de vivir. Al celebrar a Cristo Rey, los creyentes están llamados a dar gloria a Aquel que es Señor del Universo y a esforzarse por vivir de acuerdo con su enseñanza y su gracia.
Cristo Rey.
