O María, Virgen Inmaculada,
Tú que fuiste concebida sin pecado,
Tú que fuiste elegida por Dios
Para ser la Madre de su amado Hijo.
Hoy nos dirigimos a ti
Con humildad y amor en nuestros corazones.
Tú que estás llena de gracia,
Tú que eres la Reina del Cielo y de la Tierra.
O tierna y compasiva Madre,
Te confiamos nuestras alegrías y nuestras penas,
Nuestras esperanzas y nuestros temores.
Cuida con amor a tus hijos de la tierra.
Que tu manto inmaculado nos envuelva,
Protégenos de las tinieblas y del mal.
Guíanos por el camino de la verdad
Y ayúdanos a seguir las huellas de tu Hijo amado.
O María, modelo de pureza,
Enseñanos a vivir con fe y confianza,
Con amor y servicio hacia nuestros hermanos.
Que nuestra vida refleje la gracia que tú has recibido.
Inmaculada Concepción, ruega por nosotros,
Intercede por nosotros ante tu Hijo.
Ayúdanos a crecer en santidad
Y a responder con generosidad a la llamada de Dios.
Te confiamos nuestras intenciones y nuestras oraciones,
Para que, por tu intercesión, lleguen a Dios.
O María, Madre nuestra, escúchanos con ternura
Y guíanos por el camino que conduce a la vida eterna.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.