San José de Cupertino, nacido Giuseppe Maria Desa en Cupertino (Italia) el 17 de junio de 1603, fue un santo franciscano conocido por sus éxtasis místicos, sus dones sobrenaturales y su profunda devoción a Dios. A pesar de unos comienzos difíciles marcados por una infancia marcada por la pobreza y las dificultades en la escuela, José superó muchos obstáculos gracias a su fe inquebrantable y a su amor por Cristo.
Santo de Cupertino.
Desde muy joven, José mostró un gran interés por la oración y la vida espiritual. Sin embargo, sus frecuentes éxtasis y visiones divinas a menudo le hacían distraerse y desatender sus tareas cotidianas. Estas experiencias místicas atraían la atención de sus allegados, pero también provocaban críticas e incomprensiones dentro de la comunidad.
Como consecuencia de sus frecuentes éxtasis y de su dificultad para concentrarse en los estudios, José tuvo muchas dificultades académicas. A pesar de ello, su determinación de seguir la llamada de Dios le impulsó a perseverar en sus estudios y a perseguir su vocación religiosa. Después de muchos intentos, finalmente fue ordenado sacerdote franciscano en 1628.
Como sacerdote, José de Cupertino continuó experimentando éxtasis místicos y manifestando dones extraordinarios, incluyendo la levitación, la clarividencia y el don de profecía. Estos fenómenos sobrenaturales, aunque desconcertantes para algunos, atraen a muchos fieles en busca de curación, guía espiritual y milagros.
A pesar de las pruebas e incomprensiones que encontró a lo largo de su vida, San José de Cupertino permaneció humilde, obediente y fiel a su vocación. Su vida es un testimonio vivo del poder de la fe, la gracia divina y la providencia de Dios en la vida de un hombre que, a pesar de sus debilidades e imperfecciones, se convirtió en un canal de gracia y bendición para muchos.
Murió el 18 de septiembre de 1663 en Osimo, Italia, y fue canonizado en 1767 por el Papa Clemente XIII. Hoy, San José de Cupertino es venerado como modelo de devoción, humildad y confianza en la divina providencia, y es especialmente invocado por estudiantes, examinadores y quienes buscan intervenciones divinas en sus estudios y exámenes.