O María, dulce Madre del corazón inmaculado,
Nos dirigimos a ti con confianza y amor.
Tu corazón, puro y lleno de gracia,
Es un refugio para todos los que buscan consuelo y protección.
En esta hora, te confiamos nuestras alegrías y nuestras penas,
Nuestras esperanzas y nuestros temores,
Y te pedimos que intercedas por nosotros ante tu Hijo amado,
Jesús, el Salvador del mundo.
Protégenos, oh Madre tierna y compasiva,
Guíanos por el camino de la fe, la esperanza y el amor.
Ayúdanos a imitar tu corazón humilde y obediente,
Y a responder generosamente a la llamada de Dios en nuestras vidas.
Que tu corazón inmaculado sea nuestro modelo,
Y que tu suave presencia nos fortalezca en las pruebas.
Danos la gracia de vivir unidos a ti,
Y de compartir la luz del Evangelio con el mundo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.