OH Espíritu Santo, soplo divino de Dios, fuente de toda sabiduría, gracia y amor, nos dirigimos a ti en este momento con el profundo deseo de acogerte en nuestros corazones y en nuestras vidas. Tú que eres el Consolador, el Guía y el Inspirador, ven a nosotros, entra en nosotros y renueva nuestro ser interior.
O Espíritu Santo, que te cerniste sobre las aguas al comienzo de la creación, y que participas en la obra de Dios desde la aurora de los tiempos, te damos gracias por tu presencia constante en nuestro mundo y en nuestras vidas. Reconocemos que eres el vínculo divino que une al Padre y al Hijo, y que eres el alma de la Iglesia.
Oh Espíritu Santo, que eres la inspiración de los profetas, la guía de los apóstoles y el consolador de los afligidos, te rogamos que vengas en nuestra ayuda. Llena nuestras almas con tu amor y tu gracia, y concédenos los dones espirituales que necesitamos para cumplir la voluntad de Dios en nuestras vidas.
Espíritu Santo, que eres el defensor de la fe, intercede por nosotros contra las dudas, las tentaciones y las tinieblas de este mundo. Ilumina nuestro camino, fortalece nuestra fe y mantén puro nuestro corazón.
OH Espíritu Santo, tú que eres el artífice de la conversión y la santificación, transforma nuestras vidas. Purifica nuestros corazones, renueva nuestras mentes y haznos testigos vivos del amor y la verdad de Dios.
O Espíritu Santo, que eres el consolador de los afligidos, ruega por todos los que sufren en el mundo. Concédeles paz, curación y consuelo. Que tu aliento divino alivie su dolor y renueve su esperanza.
O Espíritu Santo, que eres el dador de dones y frutos, ayúdanos a dar frutos de santidad en nuestras vidas. Que se manifiesten en nosotros tu amor, tu alegría, tu paz, tu paciencia, tu bondad, tu fe, tu mansedumbre y tu autocontrol.
Espíritu Santo, te confiamos nuestras intenciones concretas y personales, en particular [menciona aquí tus intenciones]. Sabemos que escuchas nuestras oraciones, y confiamos en tu amor y providencia.
OH Espíritu Santo, ven sobre nosotros, llena nuestras vidas con tu gracia y presencia. Sé nuestro guía, nuestro consolador y nuestra fuerza. Que nuestro amor por ti y nuestro deseo de seguir la voluntad de Dios crezcan cada día.
En el nombre de Jesucristo, nuestro Señor, te lo pedimos. Amén.
Veni, Sancte Spiritus, reple tuorum corda fidelium, et tui amoris in eis accende.
(Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor)
(Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.