El cordero pascual, símbolo de profundo significado religioso, tiene su origen en el Antiguo Testamento de la Biblia, estableciendo un vínculo entre las tradiciones judía y cristiana. Su importancia va más allá de su dimensión culinaria, y su simbolismo se desarrolla en el contexto de la Pascua judía, una de las principales celebraciones del calendario litúrgico cristiano.
La historia del cordero pascual se remonta al episodio del sacrificio del cordero en Egipto, relatado en el Libro del Éxodo. Moisés ordenó a los israelitas, esclavos en Egipto, que sacrificaran un cordero sin defecto y marcaran las puertas de su casa con su sangre. Este acto marcaba la noche en que Dios perdonó a los primogénitos de los israelitas durante la décima plaga que asoló Egipto. La sangre del cordero simbolizaba la protección divina y la liberación del pueblo elegido.
El Nuevo Testamento da una nueva dimensión al simbolismo del cordero pascual con la llegada del cristianismo. A menudo se alude a Jesucristo como el Cordero de Dios, en referencia a su sacrificio definitivo en la cruz. La expresión procede del Nuevo Testamento, en particular del libro del Apocalipsis, donde se describe a Jesús como el Cordero inmolado para la salvación de la humanidad.
De este modo, el cordero pascual en el contexto cristiano está estrechamente vinculado al sacrificio redentor de Jesús, cuya muerte y resurrección se conmemoran durante la celebración de la Pascua. La Iglesia subraya la relación entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, destacando que el cordero pascual judío prefiguraba el sacrificio definitivo de Jesús para expiar los pecados.
Litúrgicamente, el cordero pascual adquiere especial importancia en la misa de la Vigilia Pascual. Esta ceremonia, que tiene lugar la noche anterior a la Pascua, suele comenzar con el encendido del fuego nuevo, seguido de la bendición del cirio pascual, una gran vela que simboliza la luz de Cristo resucitado. Durante la liturgia eucarística, el cordero pascual se presenta en forma de pan y vino consagrados, simbolizando el cuerpo y la sangre de Cristo resucitado ofrecidos a los fieles.
Además, la tradición culinaria asociada al cordero pascual persiste en muchas culturas cristianas. Comer el cordero pascual como una comida festiva es un recordatorio de la dimensión sacrificial y redentora de este símbolo, al tiempo que se celebra la victoria de Cristo sobre la muerte.
En resumen, el cordero pascual es un símbolo rico en significado, que vincula historias del Antiguo y del Nuevo Testamento en la tradición cristiana. Encarna el sacrificio redentor de Jesucristo y sigue siendo un elemento central de las celebraciones litúrgicas y culturales en torno a la Pascua.
La Pascua de Resurrección es una de las celebraciones más importantes de la historia cristiana.