¡Bienvenido a la Tienda Religiosa de Lourdes!
Artículos religiosos del santuario de lourdes.

La historia de las lágrimas en la Biblia

artículo publicado en 21/07/2025 en categoría: Noticias religiosas
Post

Las lágrimas como lenguaje del corazón


El llanto es un gesto universal. Atraviesa épocas, culturas e idiomas. En la Biblia, las lágrimas son mucho más que una simple expresión de dolor o tristeza. Se convierten en un lenguaje propio, un grito del corazón que Dios comprende. Nunca son despreciadas o ignoradas. Al contrario, son acogidas, recogidas, a veces incluso transformadas.

En el libro de los Salmos, las lágrimas están presentes en numerosas ocasiones. El salmista llora su soledad, sus culpas, la injusticia, la pérdida, el miedo. Dice: "Tú cuentas mis pasos errantes; recoge mis lágrimas en tu odre: ¿no están escritas en tu libro?" (Sal 56,9). Esta poderosa imagen nos revela a un Dios que no deja que nada se pierda en nuestras vidas, ni siquiera una lágrima. Cada gota derramada tiene un significado, un peso, un recuerdo.


Las lágrimas de los personajes bíblicos


Todos los grandes personajes bíblicos lloraron en algún momento. David, rey poderoso y hombre conforme al corazón de Dios, lloró la muerte de su hijo Absalón. No oculta su dolor. Sus lágrimas fueron públicas, intensas, humanas. Jeremías, el profeta, es apodado "el profeta de las lágrimas". Llora por su pueblo, por Jerusalén, por el mal que ve y por la destrucción que se avecina.

Incluso los hombres fuertes, incluso los profetas, lloran. Sus lágrimas no son un signo de debilidad, sino de sensibilidad espiritual. Llorar es amar. Llorar es abrirse a los demás, a Dios, al sufrimiento del mundo. En el Libro de Tobías, Tobit y Sara, cada uno en su soledad y angustia, lloran en silencio. Y Dios les escucha. Envía al ángel Rafael, cuyo nombre significa "Dios cura".


Jesús y las lágrimas humanas


Jesús mismo llora. No aparta la mirada del dolor. No permanece impasible. Cuando ve llorar a María por la muerte de su hermano Lázaro, se conmueve. Él también llora. Este momento, tan sencillo, tan humano, es profundamente conmovedor. El Hijo de Dios, el que va a resucitar a Lázaro, comienza llorando con los que lloran. Comparte su dolor antes de transformarlo.

Este gesto dice mucho del corazón de Jesús. No tiene prisa por hacer un milagro. Primero entra en el sufrimiento, lo habita. Nos muestra que las lágrimas tienen su lugar, incluso cuando hay esperanza. Más tarde, al acercarse a Jerusalén, llora sobre la ciudad. Llora al ver los corazones cerrados, las oportunidades perdidas, el amor rechazado. Sus lágrimas están marcadas por una profunda tristeza, pero también por un inmenso amor.


Las lágrimas en la oración


Las lágrimas pueden convertirse en oración. Cuando las palabras fallan, cuando el dolor es demasiado grande, las lágrimas hablan por nosotros. Ana, la madre de Samuel, reza en silencio, con los labios mudos y los ojos llenos de lágrimas. El sacerdote Elí piensa que está borracha, pero ella responde: "Soy una mujer afligida, estaba derramando mi alma ante el Señor". Y Dios escucha su oración.

En las tradiciones espirituales cristianas, ciertas lágrimas se llaman "lágrimas de compunción": lágrimas que brotan de un corazón conmovido por el amor de Dios, por la conciencia de su misericordia. No son lágrimas de tristeza, sino lágrimas de despertar, de retorno, de gracia.


Lágrimas fecundas


Las lágrimas de la Biblia nunca son inútiles. Tienen una misteriosa fecundidad. El salmo 126 lo deja claro: "Los que siembran con lágrimas cosecharán con cantos". Hay en el sufrimiento ofrecido, en la tristeza atravesada con fe, una promesa de vida nueva.

Incluso el llanto de Cristo en la cruz, mezclado con su sangre, es fuente de resurrección. El silencio del Sábado Santo, el llanto de los discípulos, la angustia de María, encuentran su respuesta en la mañana de Pascua. La alegría no viene en lugar de las lágrimas, sino a través de ellas. El corazón humano, atravesado por la prueba, es más sensible, más abierto, más receptivo.


Conclusión


Las lágrimas en la Biblia nunca son despreciadas. Se ven, se oyen, se recogen. Expresan todo lo que el corazón no puede decir. Pueden ser el principio de una curación, de un retorno a Dios, de una transformación interior. Llorar es entablar un diálogo profundo con Aquel que nos conoce mejor que nosotros mismos. Y un día, como promete el Apocalipsis, Dios enjugará toda lágrima de nuestros ojos. No las hará desaparecer como si nunca hubieran existido, sino que las tomará en sus manos, tiernamente, como un tesoro precioso.


Servicio al cliente

¿Podemos ayudarte?

Nuestro equipo estará encantado de ayudarle (Hablamos español)
Contacto

Shopping a lourdes

Enviamos recuerdos de Lourdes

Conscientes de que un viaje a Lourdes no es posible para todo el mundo, enviamos artículos religiosos a todo el mundo a los mejores precios.

Envíos Internacionales

Envíos a todo el mundo

Comprar en la Tienda Religiosa de Lourdes. ¡Envío rápido y seguro a domicilio!