El primer misterio gozoso del Rosario, conocido como la Anunciación, es un acontecimiento fundamental en la tradición cristiana, narrado en el Evangelio según San Lucas. Narra la visita del ángel Gabriel a la Virgen María, anunciándole que estaba a punto de concebir y dar a luz al Hijo de Dios, Jesucristo.
El primer misterio gozoso del Rosario, conocido como la Anunciación, es un acontecimiento fundamental de la tradición cristiana, narrado en el Evangelio según San Lucas.
Un día, en la pequeña ciudad de Nazaret de Galilea, María, una joven pura y piadosa, estaba ocupada en sus actividades cotidianas. De repente, el ángel Gabriel apareció ante ella, radiante de luz y majestad. Saludando a María, le dijo: "Dios te salve, llena eres de gracia, el Señor es contigo". Preocupada por estas palabras, María se preguntó qué podía significar este saludo. Gabriel, sintiendo su inquietud, la tranquilizó: "No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. He aquí que concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande y se llamará Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reinado no tendrá fin."
María, con humildad y fe, respondió al ángel: "¿Cómo será esto, puesto que soy virgen?". Gabriel le explicó que el Espíritu Santo vendría sobre ella y que el poder del Altísimo la cubriría con su sombra. El niño que nacería sería santo y se llamaría Hijo de Dios. Además, el ángel le dijo que su prima Isabel, aunque considerada estéril y avanzada en años, también esperaba un hijo, prueba de que nada es imposible para Dios.
Con total obediencia y absoluta confianza en la voluntad divina, María respondió: "He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra". Con estas palabras, aceptó plenamente la misión que Dios le había confiado, marcando el inicio de la redención de la humanidad.
La Anunciación se celebra el 25 de marzo, nueve meses antes de Navidad, y recuerda a los fieles la importancia de la humildad, la fe y la obediencia a Dios. María, con su "sí" al ángel Gabriel, se convierte en el modelo perfecto del discípulo fiel, preparando el camino para la venida del Salvador al mundo. Este acontecimiento místico y gozoso subraya también la armoniosa colaboración entre lo divino y lo humano en el plan de salvación de Dios.
Salvación de Cristo.