Ángel de Dios, mi fiel protector, me dirijo a ti con gratitud y confianza.
Tú eres mi guía, mi apoyo, mi defensor tanto en los momentos de alegría como en las pruebas. Vela por mí, por mis seres queridos y por todos los que me son queridos.
Ayúdame a reconocer tu presencia y tu acción en mi vida, a escuchar tu voz suave y sutil que me guía por el camino de la verdad y del amor.
Protégeme de los peligros físicos y espirituales, de las tentaciones y asechanzas del enemigo. Fortalece mi fe, mi esperanza y mi amor a Dios y al prójimo.
Inspírame siempre a seguir la voluntad de Dios, a vivir en gracia y santidad, y a crecer cada día en la fe y en la virtud.
Ángel de Dios, que tu amor y protección me acompañen en cada momento de mi vida, manteniéndome a salvo bajo tu ala benévola y guiándome hacia el gozo eterno del Cielo.
Amén.
Amén.